La Revelación nos enseña que nuestra Patria definitiva es el Cielo.
Y para llegar a tal meta, debemos arraigar en un marco geográfico determinado, donde resulte posible vivir según una tradición, un patrimonio de valores, recuerdos, costumbres, para cumplir un destino propio. Lo telúrico y la misión o empresa que tiene frente a sí una comunidad responden a las exigencias de nuestra naturaleza, sensible y espiritual. Ésta es la razón por la cual el hombre necesita una Patria ,que es objeto de amor espontáneo.
El patriotismo es virtud cuando ese apego natural a lo propio entra en los ámbitos de la razón; y es una virtud moral perteneciente al cuarto mandamiento, cuando se ama a la Patria por ser "patria" o "paterna"; y una virtud teológica que ingresa en el primer mandamiento cuando además se ama a la Patria por ser una cosa de Dios; y así tenemos el patriotismo común y el patriotismo heroico - que poquísimos poseen hoy día. Así siempre se puede amar a la Patria, por fea, sucia y enferma que ande; y así amó Cristo a su nación.
La Patria es la tierra donde el hombre recibe una tradición, que da sentido a la vida y la orienta a la realización de una empresa común: le propone un ideal.
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